He estado triste, sin querer levantarme de la cama, sin ganas, llorando. Me ha pasado muchas veces a lo largo de mi vida y por razones diferentes. A veces me dura una semana y con la última estuve unos 6 meses enteros. Creo que ha sido la más larga y pesada; siento que ya la dejé atrás hace unos días.

Gracias al gran ser humano Inés Hernández por hacer la portada de este post. Aquí va otra vez porque merece la pena verla bien:

No siempre soy una persona optimista, alegre y pumpeada, aunque trato serlo y puede que aparente eso. Y es normal. A veces uno no lo puede controlar; sin duda uno no escoge sentirse así. Por suerte no he tenido que tomar medicamentos ni sufro de ansiedad ni nada más elaborado, pero sé que hay gente que sí y que existen enfermedades mentales que no tienen NADA que ver con estar loco (yo creo que así nos enseñan a ver estas enfermedades y está mal). Sé que es un tema real.

Desde hace un buen rato quería escribir de esto pero no me animaba. Cuando empecé me di cuenta que hay DEMASIADO que decir. Siendo honesto, me daba pánico exponerme así e imaginarme qué pensarías tú de mí pero después pensé que tú eres humano igual que yo y que seguramente has pasado por algo así.

Puede que pienses que es algo muy personal, y sí lo es, pero creo que es un tema taboo que no debería serlo. Creo que cuando a uno le pasa se siente solo y este es mi intento de decirte que hay más gente con pesares, tristezas, complicaciones emocionales, etc. Mínimo para mí es un alivio saber que a más personas les pasa. Quiero romper aunque sea tantito con ese taboo y que se hable de esto. [Platiqué con la artista australiana Ellie / Shuturp y me prestó varias ilustraciones que expresan muy bien la situación. Ve su trabajo en su Instagram y su página oficial.]

Hablamos abiertamente de nuestra salud física pero no de la mental.

Me saca de onda esto y me puso a pensar: ¿por qué platicamos tanto de nuestros cuerpos –de cuánto vamos al gym o de la condición física que tenemos, pero no hablamos de nuestro cerebro? Al final del día la mente controla si estamos contentos, apachurrados, motivados, con ganas de trabajar, etc. ¿Por qué no cuidarla igual que al cuerpo?

Es un tema complicado y por supuesto que no tengo ningún tipo de título médico ni mucho menos como para decirte qué hacer, pero te puedo contar mi propia experiencia. Así que aquí van cosas que a mí me han servido para aprender a lidiar con todo esto:

  • Dejarme estar. Creo que es la más importante porque acepto que no estoy bien y lo dejo entrar. Lo reconozco, lo identifico y me pongo a trabajarlo.
  • Meditar. Antes de que pienses “qué hipster/hippie”, te digo que he aprendido a usar la meditación como ver el tráfico de mis sentimientos y pensamientos sin ser parte, y analizarlos desde afuera. Algo como este dibujo:

La meditación que yo hago NO se trata de poner en blanco tu mente, sino justo lo contrario; ver qué pasa, por qué me siento así, por qué pienso lo que pienso. A veces me llegan cosas que pasaron hace años y entonces yo trato de entender por qué brincó a mi cabeza. No sé si me explico. Si quieres probar algo nuevo, baja la app Headspace y haz los primeros 10 días gratis para entender más.

Para romper también con el taboo de la meditación, vélo como un ejercicio mental que te va a ayudar a tener la cabeza más fuerte; igual que ir al gym todos los días y trabajar en tu cuerpo.

  • Hablarlo con un profesional. Hace poco volví al psicólogo y es otro rollo poder externar todas estas cosas que ni sabía que guardaba y me hacían daño o simplemente no sabía cómo procesar. Muchas veces cargo con cosas que ni me corresponden, y pesan.
  • Platicarlo con gente querida. Tengo mucha suerte y mis amigos y mi familia siempre están ahí, así como yo trato de estar para ellos. Soltar estas cosas te quita un peso de encima.
  • Escribirlo. Un amigo en secundaria me dijo que él escribía lo que le enojaba o entristecía y una vez que terminaba lo quemaba. Así “desaparecía”, hasta cierto punto. Ponerlo sobre papel o en un lugar físico lo hace real, me ayuda a darle forma y al mismo tiempo a conocerme a mí mismo.

Si a ti no te pasa seguido o no te identificas con lo que te digo, ve este video y tal vez te ayuda a ponerte en los zapatos de alguien conocido que sepas que no la pasa tan bien.

 

¿Te digo algo que va a sonar raro? Yo agradezco estos malos momentos, ya sean horas, días o meses. Sí, son feos y arruinan muchas cosas pero también el hecho de poder vivirlos hacen las cosas buenas aún mejores. Cuando lo malo es malo, lo bueno es mucho mejor después. Y otra cosa que he aprendido en estos últimos meses es que lo malo, por más terrible que sea, SIEMPRE acaba (el 99% de las veces. Obvio hay excepciones), pero cualquier dolor, malestar, situación, inquietud y preocupación termina. Así que mejor piensa en lo que dice el buen Alejandro Sanz: después de la tormenta siempre llega la calma.

Vivimos en un mundo sumamente agitado, con prisas, con muchísimos problemas, y nos enteramos de mucho de lo que sucede en nuestro país y en otros continentes. Creo que todo esto nos pega; un atentado terrorista, la pobreza en tal y tal país, la inseguridad en México, el medio ambiente, los conflictos políticos, el maltrato animal, etc., etc., etc. Podría seguir y seguir. Creo que es normal sentirse abrumado por tanta cosa y tanta información que recibimos del mundo exterior. Creo también que es parte de todo esto; de la vida. A veces nos gana lo negativo pero si con algo me quedo del tema es que siempre, s i e m p r e, SIEMPRE, lo positivo gana. Aunque tengas momentos que pienses lo contrario, yo te aseguro que lo positivo gana, cada vez, sin excepción.

 

 

Si puedes, habla de esto. En donde sea y con quien sea; no te lo guardes. Que se pierda esa percepción ridícula de que alguien es débil o quiere llamar la atención y que se vea como algo normal, natural, que demuestra sensibilidad y una lucha constante por estar bien. Si puedes, pregúntale a tu amigo/amiga/hermana/primo/conocido, sé un apoyo si puedes.

 

Seguro tienes alguien a quién mandarle este artículo. Hazlo, sin miedo y sin pena. Es la mejor manera de romper con el taboo de una vez por todas.

Si crees que no tienes nadie a quién contarle, piensa otra vez, y si quieres un canal que siempre está abierto, escríbeme a mí fon@fongomez.com. De verdad. No estamos solos y a veces cuesta verlo y darnos cuenta.

 

Te mando ánimos, los necesites o no.

Gracias por leerme, por poner atención y por estar aquí. Significa mucho para mí.

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