Te doy la bienvenida a la primer Fotocrónica que hago. Mira nomás el GIF increíble que hizo María Artigas para inaugurar:
Mi tío Nac me prestó una cámara de rollo increíble. La cámara tiene más años que yo. Ya escribí un articulito de lo que ha sido usarla, y mientras te voy a contar de mi viaje reciente a la playa de Puerto Escondido, Oaxaca, con más fotos que palabras (no literalmente).
En 6 días tomé un total de 4 rollos de 36 fotos cada uno, a color, y MUCHAS de esas salieron mal. De 144 fotos que tomé, solo me quedé con 33. Pero lo padre de la cámara análoga es que cuando una foto sale bien, en realidad sale MUY bien, y por alguna razón le tienes más cariño. Por ejemplo, la foto de portada de este post es mi favorita. La intenté tomar 3 o 4 veces y por fin salió.
Ahora la Fotocrónica:
Me colé al plan de 5 niñas para irnos a la playa. Me costó trabajo aguantarlas porque ni sonríen ni la pasan bien y son bien aburridas. Aquí la evidencia:
Estuvimos una semana en Punta Zicatela, una parte de la costa en la que solo hay como 3 cuadras interesantes, pero donde pasa mucho y hay todo tipo de gente, desde mexicanos, gringos y europeos. Todos tiran súper buena onda.
Un día fuimos a Casa Wabi.
Y luego cumplí con la misión de encontrar una playita secreta que me heredó la cool de Inés Hernández. Antes de ir, yo ya la había visto en Google Maps (me encanta Google Maps) y solo era cuestión de buscarla. Ve qué increíble lugar encontramos:
En lo que caminábamos hacia esa playita conocí a Emiliano, un pescador local, y estuvimos platicando un rato.
Otro día fuimos a Carrizalillo, una playa que me recomendaron varios amigos. Estaba muy llena pero no importó.
(La señora con la trenza estaba volteando a la derecha, le tomé foto a ella y luego volteé a ver qué estaba viendo y tomé la segunda foto)
Ahora te voy a contar la historia de una de mis fotos favoritas del viaje:
Íbamos camino a Casa Wabi en un taxi verde que agarramos en la calle. Como éramos 6 personas, el taxista que nos llevaba estaba rompiendo las reglas al subir a más de 5 pasajeros en su coche. Desde atrás de nuestro taxi se veían más cabezas y otro taxista –también del mismo “sitio” verde– nos habló por su radio y se echó la broma de que nos iba a denunciar (se ve que eran amigos). Se escuchó algo así entre los dos taxistas:
–Uuuu. ¿Traes a más de 5 en tu taxi, amigo?
–No, para nada, todo en orden.
–Se ven 5 cabecitas desde atrás.
–Ahorita se agacha la señorita. *Moni se agacha por el resto del viaje para que no nos vieran*.
–Jajaja, así no hay problema.
–Sonríe para la foto.
–¿Qué?
–¡Voltea pa’ca!
Y de repente salió esta joya:
De regreso de Wabi tomé estas otras dos:
¡Ya casi acabamos, no te me desesperes!
Viene lo último: los atardeceres.
No sé si así sea todo el año, si solo pase en la costa Oaxaqueña o qué carajos, pero en Puerto Escondido el sol se esconde en cuestión de segundos. Es impresionante. Cuando está relativamente cerca al horizonte, si le pierdes la vista por un minuto, puede que ya se haya escondido por completo. Una de las actividades que más repetimos en nuestra estancia fue buscar un buen lugar para sentarnos y ver el sol caer, y luego ir por un frozen mojito a Lychee.
Y listo. Esta fue la primer Fotocrónica. Espero que la hayas disfrutado tanto como yo haciéndola; desde comprar los rollos, planear el viaje, tomar las fotos, revelarlas, digitalizarlas, escogerlas y acomodarlas para tus ojos.
Si llegaste hasta acá, eres la papa. Si te gusta leerme puedes poner tu mail hasta abajo de esta página para que te avise cada que publique algo.
Un fuerte abrazo y nos vemos pronto,
Fon.