No más cosas.

Ese es mi propósito de este 2017, esperando que se me quede la costumbre para próximos años.

Así es, no voy a comprar ni una sola cosa material este año.

He estado leyendo mucho a Eric Kim, un fotógrafo/escritor/humano fregón que tiene una filosofía admirable de irse por lo sencillo siempre y en todo. Dice que para sobrevivir únicamente necesitamos agua, comida y café, y que todo lo demás es una distracción de lo que en verdad importa, y creo que tiene mucha razón. Él, pudiendo tener una cámara de miles de dólares, trata de tener una más chica y barata en vez, concentrándose en ser mejor un fotógrafo con menos equipo. “More megapixels more problems” escribió en un post.

Claro que no podemos ir encuerados por la vida y hay algunas otras cosas que no entran en discusión, y tampoco se trata de irse a extremos, pero puedes ver a dónde voy con todo esto.

Creo que es demasiado fácil morder el anzuelo y creer genuinamente que comprar unos zapatos nuevos, una chamarra, o cualquier posesión material va a tener un gran impacto en nuestras vidas (al menos me pasa a mí) y al final no cambia nada. Es un problema dejar de hacerlo, porque estamos acostumbrados y porque creemos que las cosas nos hacen felices, pero creo que vale la pena intentar.

Por ejemplo, hace unos meses estuve cerca de desembolsar una cantidad ridícula de dinero en una cámara nueva porque, según yo, me iba a “hacer ver más profesional”, y casi me creo a mí mismo pensando que “iba a tomar mejores videos”, pero la neta una cámara no te hace mejor fotógrafo, así como otro reloj no va a hacer que el tiempo cambie (no se si fue el mejor ejemplo pero fue lo primero que se me ocurrió). Me di cuenta que igual era mejor idea dominar la gran cámara que ya tengo, practicar más, tomar más fotos, volverme mejor con el tiempo y con la experiencia, y hasta ahorita he podido hacer videos que me gustan mucho y tomar fotos padres sin la necesidad de comprar algo nuevo. Mi cuate Olavs me lo advirtió antes y no le había hecho caso.

Ahora, ¿en qué voy a gastar el dinero que ahorre?

En experiencias. En viajes, en gente querida, en cursos y clases, opciones hay muchas. En vez de comprarme una camisa o un reloj, invito a un amigo a cenar y me cuenta de su vida. En tan solo una sola cena podemos platicar, escucharnos, planear un viaje, comentar cosas del pasado, darnos consejos y simplemente convivir. Eso quiero este año y eso quiero siempre.

Al final se trata de estar contentos con lo que YA tenemos y de concentrarnos en las cosas que en verdad importan.

Estamos en contacto.

Gracias por leerme,

Fon.