Te tengo que confesar algo: la primera vez que conocí París, me paré en los Tuileries muy temprano, volteé a mi alrededor, observé con calma y me solté a llorar. Literalmente, con lágrimas reales ?. Al mismo tiempo me reía, como un loco. [Si estás leyendo esto, París, que sepas que te odio por hacerme llorar así.]
Veía las jardineras, las estatuas, los edificios, sus techos, y no podía creer que estaba ahí. Suena absolutamente ridículo, ya sé, pero así pasó. Esa vez solo estuve un día, en el 2015, pero tuve la enorme fortuna de volver hace poco y todo esto fue lo que sucedió:
(Quédate al final y te voy a regalar todas las recomendaciones que tengo de esta magnífica ciudad.)
Antes de seguir, quiero hacer un experimento opcional, a ver si te late. Pon esta playlist del maestro Alex Ysita y sigue leyendo. Son puras canciones en francés para que entres en el mood. De aquí vienen menos textos y más fotos.
Antes había visto muy poco pero tenía ganas de conocer mucho. De conocerlo todo. Desde la última vez me había quedado con demasiadas ganas. Me pasaron un buen de recomendaciones de museos, parques, cafecitos, monumentos y plazas, y los apunté todos.
Me le quedé viendo a París, intentando ponerla incómoda, pero no funcionó. La seguí viendo de todas formas.
Me incomodó a mí, en vez. Me incomodó lo inspirado que estaba y lo en paz que me sentía. Estaba tan asombrado por todo. Por todo y por nada, también. Es como si no intentara sorprenderme y le saliera natural. Maldita.
Fui de turista.
Le puse mucha atención a sus edificios. (Y al parecer a sus túneles)
A su gente.
A sus cruces peatonales.
A sus callejones.
A su arte callejero.
A sus museos.
A sus monumentos y parques.
También intenté deshacerme de sus palomas sin éxito.
Me topé a Neo de Matrix paseando por Champs-Élysées.
Fui a sus castillos descarados e imponentes.
Vi a gente dejando pasar el tiempo, e hice lo mismo.
Le tomé fotos a María cada que pude.
Fui a cenar con mi buen amigo Morad, después de dos años de no vernos, pero no alcancé a enfocar a tiempo.
Usé mucho el metro.
Más que nada estuve en la baba todos los días, sin falta. Dije “WOOOOOW” más veces de las que debí. Comí mucho pan. Caminé hasta que me dolieran los pies y las rodillas. Caminé rápido y también con calma.
Dejé lugares sin conocer a propósito para tener la excusa de volver.
Realmente estuve encantado.
Por todo esto y por más, te odio, París.
Te odio por ser tan bonita.
Te odio por ser tan caótica y tan tranquila a la vez.
Te odio por hacerme sentir tanto y por dejarme sin dinero.
Te odio porque no te acabas nunca.
Te odio por tener tanta historia e inspirar a los grandes.
Y finalmente, te odio por hacerme tan feliz.
Espero verte pronto ?.
Y a ti, persona leyéndome, no te odio en lo absoluto, al contrario, me caes a todo dar. Espero hayas disfrutado la parte 1 de esta semana parisina.
Merci pour la lecture, cher ami. (Si está mal, es culpa de Google Translate)
Fon ??.
REGALO
Como claramente tengo un grave OCD, hice un mapa con recomendaciones que me hizo pura gente buena onda y lo usé diario. Todos los museos, galerías, lugares que visitar, restaurantes, tiendas y demás, los puse en este mapa y se ve así:
Los puntos negros son restaurantes, los amarillos museos y galerías, y la lista sigue. Para guardar el mapa pícale aquí. Disfrútalo y compártelo donde quieras.
Ya sé que siempre lo digo, pero gracias por estar aquí. Que sepas que voy a seguir haciendo esto y espero seguirte viendo por acá.