Hace poco caminamos desde muy cerca del Nevado de Toluca hasta Valle de Bravo.
Nos tomó 2 días.
Fui con Chance To Challenge, una organización mexicana que arma viajes de aventura con causa, y parte de las ganancias se va a distintos centros ecológicos, comunidades y demás, dependiendo del lugar que se visite. Se me hace admirable lo que hacen. No tomé muchas fotos porque fui a hacer unos videillos para la caminata, pero aquí va todo lo que tengo.
Salimos requete temprano de la CDMX (en coche) directo a unas quecas en la Cabaña del Oso, en la entrada de la carretera para el Nevado. De ahí seguimos unos cuantos kilómetros más y paramos en un mapa gigante que marca distintos puntos del Estado de México. Me acordé de cuando era chiquito y pasábamos por esa carretera hacia Valle. Se me pasaba ETERNA y ahorita la disfruto un buen.
Me fui sin conocer a nadie y resultó que de alguna manera ya sabía algo de los cuatro guías cracks. De izquierda a derecha:
- Muley y yo nos conocimos hace algunos meses y es evidente que sabe de fútbol español. Se sabe la ruta entera de memoria (50 kms).
- Mariana está involucrada en Mi Valedor, una iniciativa ESPECTACULAR, mexicana también, que de verdad me da fe en la vida. Date 4 minutos y échale un ojo por favor.
- Felipe Lanz me inspiró sin querer cuando hizo un documental por México, de norte a sur, SOLO usando rides. No lo había conocido en persona y es un tipazo.
- (El Refri no sale en la foto pero te lo presento al ratito)
En fin, empezamos la caminata. Nos esperaban 7 horas de paso a paso para llegar a donde dormiríamos al final del día. Dejamos de escuchar los coches de la carretera a los 2 minutos y estábamos en el bosque. Solo se escuchaban los pasos que dábamos y la respiración hiperactiva de Milo, el perro muggle de una Hufflepuff llamada Dani Verdes (Si no entendiste eso, es hora de que veas Harry Potter ⚡).
Aquí el conjunto de Hufflepuffs y Milo por las praderas:
Pasaron las primeras 2 horas y todo bien. Paramos tantito a tomar agua y comernos unas barritas.
Mientras seguíamos caminando la vegetación cambiaba y de repente se abría el campo a paisajes como este:
Seguimos caminando a un muy buen paso, en lo que platicábamos de la vida, de los tatuajes y jugábamos “me voy de viaje y me llevo…”. Los pies empezaban a doler y ya costaban las horas. Paramos a echarnos una torta suprema que preparó El Refri, cuya receta no puedo divulgar por motivos de seguridad nacional.
En ese mismo descanso y como se puede ver a continuación, Andrea estaba ardida porque no le tocó del pan más rico y a mí sí:
Seguimos el camino guiado por Muley y después de 7 horas llegamos a Corral de Piedra, una presa padrísima en la que hay cabañas, lugares para acampar y un restaurante que sirve truchas empapeladas recién pescadas.
Prendimos una fogata e intercambiamos historias de todo tipo. Ahora sí, te presento al Refri, quien contó mitos de su compadre oaxaqueño “El Tasajo” y platicó de todas las rutas y roadtrips que ha hecho por México. Está muy cañón todo lo que conoce.
Aprovecho para poner esta foto de Jac y las demás que salieron en la fogata.
Al día siguiente desayunamos y seguimos el camino hasta la Gran Stupa, en Valle de Bravo. Nos tardamos otras 5 horas pero por fin llegamos, felices.
Esos 2 días me sirvieron de mucho. Tuve suficiente tiempo para pensar en las cosas de mi vida con las que estoy a gusto y las que tengo que mejorar. Reflexioné mucho y me desconecté de las preocupaciones cotidianas. Estar rodeado de pura naturaleza y de gente buena onda hizo el reto un poco menos complicado, pero igual cuesta; 50 kilómetros no son cualquier cosa.
Seguramente tienes ganas de hacer algo distinto, bueno, ¡eso espero! Si es así, te recomendaría ampliamente hacer este trek. Literalmente implica hacer y recibir puras cosas padres, y creo que a eso hay que apuntarle, ¿no? ¿O qué opinas?
Para esta Fotocrónica tomé 32 fotos de rollo y me quedé con 18.
Un abrazo y gracias por estar aquí, no sabes cuánto lo aprecio.
Fon ?.