Me despido de las redes sociales.
Siendo completamente honesto me siento desconectado de mí mismo en muchos aspectos y creo que estar tan conectado a las redes “sociales” tiene mucho que ver.
Sin darle muchas vueltas al asunto, tengo una adicción ridícula que siento que no me está trayendo muchas cosas buenas ni nuevas. Adicción a la atención, a las endorfinas, a los números que no significan nada, a ver y ver y ver pero no absorber ni recibir nada en realidad. No es la primera vez que lo pienso y de hecho desde hace un buen rato había desactivado las notificaciones y me dejé de fijar en el número de likes/followers que tenía.
Sí, me encanta subir stories, videos y fotos de cosas que hago, y me fascina poder ver el trabajo de otra gente que ni siquiera conozco, en otra parte del mundo. De hecho he conocido personas reales por Instagram, pero estoy seguro de que en este momento me está quitando más de lo que me da.
Por ejemplo, cada que tengo UN SOLO segundo sin hacer nada, abro Instagram. Ya es mi reflejo. Cuando no quiero contestar un mail, editar mi documental o cualquier cosa, abro Facebook y veo mínimo 30 posts de gente quejándose, de política, de memes y de publicidad.
Hoy todo lo quiero YA. En chinga. No carga la página por 2.1 segundos y ya me desconecté y volví a conectar al internet porque no puede ser que se tarde tanto. Hago el mínimo esfuerzo por empezar una conversación con alguien reaccionando:
“?” “?” “?” “?”
“?” “?” “?” “?”
Como experimento, si puedes, fíjate en lo rápido que otra persona ve los stories de su Instagram. Es impresionante que ya ni siquiera aguantemos 15 segundos de un videito, o que no seamos capaces de leer el caption completo de una persona que le dedicó mucho tiempo a crear una foto o video. Por ejemplo, hacer el último video que publiqué en mi perfil me tomó tantito más de 3 horas. Me ENCANTA como quedó y lo sigo viendo y viendo, pero es irónico porque justo cuando decidí publicarlo en Instagram supe que era momento de borrar la app y pensar. De verdad pensar. Mi trabajo de 3 horas alguien lo ve (o no lo ve) y de repente sube el dedo de su celular y se pierde en el insta-espacio para siempre.
Ahora que me leo a mí mismo, sé que sueno súper hater y parezco un maniático pero es algo que es cierto. Además, a principios de mayo tengo un retiro de silencio y meditación de 10 días y así me voy preparando.
Y no me hago güey; sé perfectamente que me ayuda a exponer mi trabajo. Sé que puedo dar mi punto de vista en cosas importantes y que me puedo inspirar de otros. “¿Cómo voy a hacer que gente vea mi documental/mis fotos/videos si no es por ahí?”, me pregunto. Sé que “conecto” con gente como yo y tengo que admitir que me he referido a Instagram como Tindstagram ? (ridículo), pero hoy sé que no quiero seguir con esto y con eso tengo. Puede que ni aguante o no sirva de nada, pero ya veremos.
Siento que los cambios reales que he tenido sobre otra gente y sobre mí mismo han sido a través de lo que escribo aquí en fongomez.com. Donde más he crecido y donde más he salido de mi zona de confort es aquí –en mis redes ya medio que me sabía qué publicar y hasta a qué hora. Los mails más lindos, profundos y abrumadores que he recibido de gente que me lee han sido porque el trabajo y el esfuerzo que he puesto en el blog es mayor y es más sincero. Aquí, si te has fijado, no tengo filtros y digo las cosas que siento sin pensar en qué va a pasar. No tengo números que me dicen cuántas personas me leyeron/me ignoraron/me dejaron de seguir/no les importó lo que hice. Una persona que quiero mucho me dijo hace poco “¡¿En qué momento llegaste a +2,000 followers?!” y le contesté con la verdad, diciéndole que eso había pasado en el momento en el que me dejó de importar algo tan poco importante. Hoy me importa menos y la verdad quiero otras cosas.
Con este cambio quiero:
- Poder leer más
- Hacer más ejercicio
- Dedicarle tiempo a mis amigos y a mi familia
- Volver a dibujar
- Aprender algo nuevo
- Salir a tomar más fotos
- Hacer videos y no publicarlos
- Disfrutar el momento tal y como es y disfrutarlo YO
- Cocinar más y hasta sembrar mi propia comida
- De repente hablar con un extraño en una sala de espera o en un café, en vez de sacar mi teléfono
Ya no quiero despertar con mi iFon al lado y que lo primero que haga en la mañana sea posponer mi vida real aunque sea por unos minutos.
Me niego.
Ahora, no voy a contradecirme tanto porque si en algo creo fielmente es en compartirse a uno mismo, en inspirar a otra gente, en dar su mejor versión ante quien quiera y en ser auténtico. Y justo no quiero dejar de compartir, solo creo que el mejor medio es este. Justo mi blog no es inmediato; a veces me toma semanas escribir un solo post. Así que seguiré poniendo Tu Dosis, Fotocrónicas, reflexiones y cualquier cosa que se me ocurra por acá. Seguiré tratando de mejorar y de dar algo que valga la pena al ciber-espacio ?, porque creo que hoy, más que nunca, le haría mucho bien.
Así que como en esta foto–que todas esas personitas despedíamos al último atardecer del 2017, en Mazunte, Oaxaca– me despido de Instagram y de Facebook, hasta que esté (o no), listo para regresar.
Arrivederci!
Fon ?.
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